viernes, 7 de noviembre de 2008

Paulo Freire

INTRODUCCIÓN

El objetivo principal de este trabajo es presentar una visión crítica analítica sobre dos grandes obras del autor brasileño Paulo Freire.
El material seleccionado:” Pedagogía del Oprimido” y “Pedagogía de la Autonomía”, centró nuestro interés por el motivo de encontrar en ellos un contenido muy interesante al abordar la temática educación, temática que no sólo lo analiza sus principales características y funciones, sino que también, refiriéndonos a la primer obra, la vincula con una realidad social basada en la relación opresor-oprimido lo cual hace del material una lectura muy atrapante.
Con respecto a este último punto y otro de los motivos que explica dicha elección, es la importancia que el autor le atribuye a la situación del campesino, propio de la facendas brasileñas, conocido en esta obra bajo el nombre de “oprimido”, donde analiza su condición, pero también destaca en ellos la importancia de la educación como solución liberadora de su opresión.
Por otro lado, en “Pedagogía de la Autonomía” encontramos un texto diferente al de los otros autores, ya que no se limita únicamente a transmitir conocimientos teóricos, sino que también le agrega a sus obras un contenido didáctico-reflexivo sobre las condiciones necesarias para la práctica educativa.
Esto nos resultó de gran interés, ya que además de encontrar en ello la causa de su planteo de la Educación como “praxis”, también nos resultó importante, por ver en ella una pedagogía útil y necesaria para un futuro en el cual seamos docentes, así también como un gran referente y ejemplo, la propia experiencia profesional que el autor comparte con nosotros en su obra.
A continuación, y de la misma manera que Freire sostiene que es importante conocer el contexto, ya sea de nuestros alumnos como también de las diferentes instituciones educativas a la hora de dar clases, es que creemos necesario comenzar nuestro trabajo conociendo algunos de sus datos biográficos, como también las diferentes situaciones y condicionamientos a los cuales se vio enfrentado en el momento de elaborar su teoría.



CONTEXTO HISTÓRICO

Paulo Freire fue un educador brasileño nacido en Recife en 1920 y fallecido en 1997. Su vida transcurrió en el siglo XX, en el ámbito latinoamericano, salvo en los años de su exilio, en los que igualmente estuvo pendiente de su continente y su país.
Nació en una familia de la pequeña burguesía, la cual fue afectada por la crisis de 1929, teniendo que atravesar una situación muy difícil, que marcará a Freire tanto en su vida personal, como en su obra, a pesar de haber logrado salir de la crisis. Pero este no fue el único hecho que influyó en su trabajo, hay que recordar, que luego de finalizada la Segunda Guerra Mundial en 1945, comenzó la Guerra Fría, la cual polarizó el mundo entre comunistas y capitalistas, no sólo a nivel político, sino también en todos los ámbitos de la vida social.
En Latinoamérica, esta guerra se vivió de un modo particular, ya que el socialismo sirvió como un modelo a seguir, en la lucha contra Estados Unidos, y el capitalismo, por su parte, fue visto por otros, como el sistema político que debían imitar los países subdesarrollados para llegar a ser “desarrollados”. Si nos centramos en Brasil, y en la situación de la educación, lo que debemos decir es que, siguiendo la idea de que la alfabetización producía desarrollo, se inició una campaña con ese propósito, ya que los índices eran alarmantes.
Por último, podemos decir que en relación a esta situación que atravesaba el mundo, encontramos otras dos influencias que marcaron definitivamente a Freire. Ellas son, la llamada Teoría de la Liberación y la filosofía marxista. La primera fue un movimiento que cuestionaba el accionar de la Iglesia Católica con respecto a los pobres, y que se vinculó con diversos movimientos guerrilleros; la segunda se hizo muy popular con el socialismo, y de ella Freire tomó las categorías para entender a la sociedad, opresores y oprimidos, de los cuales ya hablaremos con mayor detenimiento. Lo interesante de estas influencias, es que en su momento resultaron contradictorias para las demás personas, ya que en un mundo tan polarizado, resultaba inconcebible unir cristianismo con marxismo, y es por ello que Freire fue tan cuestionado.
REALIDAD SOCIAL PARA FREIRE Y EL PAPEL DE LA EDUCACIÓN EN ELLA.

Una vez presentado el contexto del autor, es interesante observar como el mismo tuvo una gran importancia en la elaboración de sus obras, principalmente la influencia marxista y la dicotomizada realidad social en la cual se encontraba, lo cual lleva a Freire a entender la sociedad como una verdadera manifestación de contradicción entre dos grandes y opuestos estratos: opresores ( dueños de los medios de producción, según la visión marxista ) y oprimidos (campesinos que se caracterizan por vivir nucleados en un determinado lugar, trabajar en grandes extensiones de tierra y transmitir su labor de generación en generación).
En una sociedad dividida entre dominados y dominadores tanto la pacificación como el orden, constituyen ideales difíciles de alcanzar ya que cada clase responde de acuerdo a sus propios intereses, encontrando así por un lado a los opresores, interesados por la acumulación de capital, logrado mediante la explotación de los oprimidos, con un bajo pago del salario y el alto precio de los productos que venden, y por otro lado los oprimidos, luchando por el cobro de un sueldo que responda coherentemente al trabajo realizado. De esta manera, es indudable que dichas sociedades se regulen mediante una dinámica estructural, basada en la dominación de las conciencia de los oprimidos, utilizando para ello una pedagogía dominante portadora de métodos opresores, que logran de alguna manera que la opresión sea factible, y la liberación de los oprimidos un hecho completamente utópico.
En la esencia de los opresores se encuentran las ansias de lo material, teniendo una concepción materialista de su existencia. Esto los lleva a creer que su objetivo en la vida es la obtención de más y más objetos, puesto que Ser para ellos es Tener, aunque ello tenga como consecuencia el tener menos de los oprimidos. Entre éstos, se encuentra el obrero (oprimido), quien es considerado por el primero como “objeto” (y así es tratado), pero principalmente, quien se termina considerando de esta manera a sí mismo.
Una de las principales formas de “cosificación” que se le aplica al oprimido es el control, observación y vigilancia constante, ya que éstos son “malagradecidos y envidiosos” de su posición y calidad de opresores (además de lo material). De esta manera, el proceso de concientización, del que Freire habla, es considerado por los opresores como un acto subversivo por parte de los oprimidos.
Los oprimidos se ven a si mismos como incapaces e inferiores con respecto de sus opresores, lo cual también se transfiere en el aula, donde se considera al profesor (opresor) como “el que sabe” y a los alumnos como “los que no saben”, colocándolos así en esa situación de inferioridad. Podemos concluir, que los oprimidos tienen interiorizada la situación de opresión e inferioridad que viven y, por lo tanto, se ven así mismos de esta manera
Como podemos ver, el énfasis a lo largo de la obra está centrado en el “oprimido”. Éste, como víctima de la explotación que recibe diariamente por parte de sus opresores, lo llevan a caracterizarse por la posesión de una conciencia ingenua, la cual no le permite darse cuenta de su situación o hasta entender que la misma es justa, por la cual generación tras generación permanece en la misma condición.
Frente a dicha realidad, Paulo Freire intenta encontrar alguna respuesta coherente que de alguna manera determine un fin a dicha situación dominadora. Para ello elabora una interesante pedagogía del oprimido, en la cual plantea a la educación entendida como práctica, praxis de la libertad, como método concientizante a través de la cual el oprimido pueda lograr reflexionar, descubrir y analizar su propio ser.
En dicho proceso, la alfabetización le permitirá derrumbar la barrera impuesta a las posibilidades educacionales del mismo, que los opresores imponían para hacer posible la dominación, y poder así comenzar a formar en ellos esa “misteriosa y contradictoria capacidad que el hombre tiene de distanciarse de las cosas para hacerlas presentes”[1] llamada conciencia, la cual los llevará a decodificar su realidad, analizar su posición social y reconstituir su situación.
De esta manera, a medida que el oprimido va adquiriendo educación, comienza a reflexionar por su propia parte y a objetivizar el mundo desde su propia perspectiva, lo cual le permite no solo reencontrarse en sí mismo sino también en sus compañeros, quienes viven su misma situación. Esto hace que todos comiencen a asumir su condición humana, pensando el mundo distintamente a como se lo mostraban sus opresores y tomando conciencia de su posición en la realidad, realidad que intentarán, a partir de la educación recibida, recrear y transformar, no solo para lograr la libertad, sino también para terminar con la problemática opresor- oprimido, reconstruyéndose como sujeto protagonista de todo proceso histórico y transformando su conciencia ingenua en conciencia crítica.
Gracias a lo expuesto anteriormente, donde el oprimido se convierte en su propio problema y a su vez se historiza para encontrarse como sujeto libre, lo obliga al mismo tiempo, a atravesar por un proceso de humanización. Es decir, comienza a darse cuenta de lo poco que saben de sí, entrando en una verdadera incertidumbre, que los lleva a indagar y cuestionarse permanentemente sobre su ser, al cual definen como ser inacabado, incompleto. Esto, por otro lado, los lleva a asumir su propia realidad histórica y observar en ello la violencia y dominación constante que reciben de los opresores, que tiene como efecto el convertirlos en un ser menor que los conduce a una opresión radical, a la cual con el tiempo dichos oprimidos responderán con la lucha.
Como respuesta a ello, el autor sostiene que la educación lleva a éstos a tener la necesidad de hacer algo, de constituirse como algo distinto en cada momento, de transformar ese ser menos en un ser más que les permita así, ir en busca de su liberación. Pero, según el autor, como consecuencia de la inmersión del oprimido en una realidad opresora, de la experiencia de vivir siempre en una sociedad dual, donde se encuentran sumergidos en una contradicción de opresor-oprimido tienden a confundir, en un primer momento, la búsqueda de su liberación y de su ser más, en una identificación con la persona de su opresor, ocurriendo de esta manera lo que Freire denomina “adherencia al opresor”. Es decir, para ellos el constituirse como hombre nuevo es el parecerse con el opresor, encontrando en él el testimonio de hombre. Por lo cual, buscan actuar de la misma manera que ellos y poseer una forma de vida similar, aunque ello implique trabajar más horas, para tener el dinero necesario que les permita comprar todo aquello que “necesitan”, y así poder integrar esa cultura dominante (influyendo de manera importante, en este aspecto, la publicidad, que lleva a las personas a hacer lo posible para poseer lo que ella propone). Esto hace que su búsqueda de ser hombre, se transforme en ser opresores y actúen de manera igualitaria ya sea con sus trabajadores como tambien, trasladado al hogar, con sus familiares.
Como consecuencia, sucede que el proceso de humanización que habían alcanzado con la búsqueda de un ser más, hace que se invierta, y que por lo tanto caigan en una verdadera deshumanización, al aspirar los ideales del opresor. Por lo tanto, es necesario que los oprimidos terminen de vivir en esa dualidad en cual el ser más es ser opresor ya que como dice el autor,” no les posibilita la conciencia de sí como persona, ni su conciencia como clase oprimida”[2].
La verdadera búsqueda del ser más, es aquella que le permite entregarse a la praxis liberadora, reflexionando sobre sí mismo, y sobre su mundo, el cual lo determina como un ser que actúa, que participa de su construcción, modificándolo con sus decisiones pero al mismo tiempo, decidiendo y buscando un ser más de acuerdo a los condicionamientos sociales e históricos que dicho mundo le impone. Esto lo transforma en un ser completamente ético, que actúa libre en la sociedad en que vive, de acuerdo a los condicionamientos, lo cual lo lleva a tomar decisiones que muchas veces pueden ser correctas u otras muchas erróneas, haciendo que constantemente se encuentre en el vaivén de humanización y deshumanización. Pero importante es, como plantea Freire, que malos o buenos, siempre nos hagamos responsables de los cambios y decisiones y actuemos como seres concientes y responsables sobre ellos.
Al margen de lo dicho, esa búsqueda constante de la libertad, lograda gracias al método de conscientización, lleva por otro lado, y como consecuencia de ser víctimas de explotación por tanto tiempo, a poseer un sentimiento de miedo hacia la libertad. Miedo que no sólo se instaura en los oprimidos, sino también, de manera diferente, en los opresores.
En cuanto a los primeros, éstos temen a la libertad por el motivo de no sentirse capaces de asumirla, pues el hecho de poseerla exigiría de ellos una constante responsabilidad y autonomía que nunca antes habían ejercido, ya que como sujetos dominados, dicha función era ejercida por sus opresores. Por otro lado, los opresores temen a la libertad por el motivo de ver en ella el fin de su dominación. Esto lleva a que los oprimidos prefieran la adaptación a la opresión y a la falta de libertad, pero siendo concientes de que ello no les permite ser auténticamente. En conclusión y como expresa Freire en su obra: “Quieren ser, más temen ser”[3].
Para ello es necesario que los oprimidos tomen conciencia crítica de su situación, pero no para reconocer solamente los límites de su opresión y la posibilidad de transformarla, sino entregarse completamente a la praxis liberadora para que junto con dicha conscientización, sean capaces de comenzar una auténtica y permanente lucha por la libertad, aunque ello implique un duro y doloroso cambio. Sólo de dicha manera serán capaces de reconocerse como oprimidos, instaurando una situación diferente que los conduzca a la realización del ser más, donde no exista contradicción entre opresor-oprimido.
Por otro lado, el proceso de conscientización del oprimido, se encuentra perjudicado en gran medida por su inmersión en la realidad opresora en la que vive, donde los dominantes oprimen, explotan y violentan en razón de su poder muchas veces a través de una falsa generosidad, donde dando una imagen bondadosa, y caritativa, que se ve muchas veces reflejada en el aumento de sueldo, cambio de trabajo, donaciones, entre otras, esconden sus principales intereses logrando a través de ello obtener grandes ganancias.
Dicha situación de opresión, al mismo tiempo engendra violencia, ya que el oprimido al encontrarse sumiso a sus dominantes, y sintiéndose incapaz de lograr alcanzar el ser más, hace que no pueda manifestarse libremente y vaya guardando todo esa opresión y sentimiento de impotencia, que en algún momento debe manifestarla, lo cual lo realiza muchas veces dentro de sus hogares con actitudes violentas a sus familiares.
Esta violencia a su vez pasa de generación en generación y se va haciendo heredera de ella formándose como un clima general que crea en el opresor una conciencia fuertemente posesiva hacia el mundo y los hombres. Esta realidad, , se presenta conflictiva para los oprimidos quienes deberán encontrarle una salida satisfactoria para lograr así su liberación, la cual sólo es posible a través de la praxis educativa, es decir, a través de la reflexión y acción de los hombres sobre el mundo para transformarlo superando la contradicción opresor-oprimido y asimismo implantar una solidaridad real en la cual el opresor se solidarice con el oprimido no a través de un gesto ingenuo de carácter individualista sino sincero y amoroso.
Para lograr ello, es importante que los opresores también atraviesen por un proceso de conscientización pero no reconociendo que explota y asumiendo su culpa tristemente, sino solidarizándose con el oprimido a través de un acto de amor con aquellos.
En conclusión, podríamos decir, que la “Pedagogía del Oprimido” es una pedagogía humanista y liberadora, que implica la conscientización y con ello el fin de una sociedad dual y desigual, actuando como una pedagogía para hombre. Su función principal, es la de ayudar al oprimido a conscientizarse de su calidad de ser humano y no de objeto o cosa, capaz de pensar y de realizar la las mismas cosas que su opresor. Deben reconocerse como hombres y valorizarse a si mismos como ello para luego recorrer ese camino del “ser más”. El trabajo del pedagogo, se conduce por el lado de la reflexión, impartida a través del diálogo de igual a igual, que luego llevará a la práctica de la liberación (la revolución).
Para lograr dicha liberación, se debe estar totalmente convencido de su condición de sujeto, hombre, y no de objeto o cosa. Sin esto, la acción es inútil. De esta manera, la conscientización se convierte en un paso indispensable y a priori de esa “liberación” tan anhelada por los oprimidos.
Por lo tanto, el trabajo pedagógico se define por el conocimiento de la realidad, al cual se llega a través de la reflexión y luego acción en conjunto (educando y educador).


ANÁLISIS DE LA EDUCACIÓN

EDUCACIÓN BANCARIA – PROBLEMATIZADORA

Como hemos visto a lo largo de nuestro trabajo, la educación para Freire es el único medio por el cual el hombre puede lograr el cambio social, es decir, el mecanismo a través del cual se puede superar la contradicción opresor-oprimido, liberando al hombre de la dominación de la que es parte, iniciando un camino de humanización, hacia Ser más.
Al estar el sistema educativo controlado, regulado y establecido por la clase dominante, la educación que se imparte allí es sólo una reproducción de los ideales de estos opresores, por lo que lo único que se obtiene como resultado es un afianzamiento de la dominación de la conciencia, la cual podemos decir, es el objetivo de esta educación para Freire. Con esto no quiere decir que todos los profesores ejerzan su profesión con dicho propósito siempre presente, o que lo hagan concientemente, de hecho, muchísimos docentes creen estar ayudando a sus alumnos al hacerlos parte de tal educación, pero esto sucede ya que ellos mismos se encuentran oprimidos, y recibieron ese modo de enseñanza. Por lo tanto, aunque el profesor sólo posea buenas intenciones, lo único que está logrando, es cerrarles aun más las posibilidades a sus alumnos de liberarse. “La práctica de la libertad sólo encontrará adecuada expresión en una pedagogía en que el oprimido tenga condiciones de descubrirse y conquistarse, reflexivamente, como sujeto de su propio destino histórico”[4]
Con este planteamiento, puede surgir la interrogante ¿Cómo se llega, en la práctica, a dominar la conciencia?, para la cual este educador encuentra la respuesta analizando la educación de su época, a la cual llama “Educación Bancaria”.
Para Freire la relación que existe entre el educador y el educando es de carácter narrativa o discursiva, ya que esta educación consiste justamente en narrar, encontrándose de un lado el docente, como sujeto activo que narra, y en el otro los educandos, como objetos pasivos que oyen. En este discurso se habla sobre la realidad, pero no como parte de la experiencia de cada individuo, sino como algo estático, inmodificable, lo cual responde justamente a los intereses de los opresores.
De este modo, el educador se presenta como un sujeto que tiene como único objetivo “llenar a los educandos con contenidos de su narración”[5], y su palabra se transforma en vacía y alienante, predominando más su sonoridad que su significado. Ya no interesa lo que realmente se quiere decir, sólo importa memorizar los conceptos y “llenar” de datos inconexos nuestra mente. Unido a esto podemos decir que, según esta concepción de la educación, el conocimiento, la sabiduría, sería producto de una “donación de aquellos que se juzgan sabios a los que juzgan ignorantes”[6], generalizando la ignorancia y, como dice Freire alienándola, es decir, ubicándola siempre en el otro. Esto para Freire es negar la educación.
Para este pedagogo la educación bancaria posee el objetivo de lograr la aceptación del sistema en que se vive, es decir, pretende que los oprimidos se sientan conformes con su condición y no cuestionen su situación, manteniendo la ya mencionada falsa generosidad. Lo que desean los opresores “es transformar la mentalidad de los oprimidos y no la situación que los oprime”,[7] para de este modo incorporarse a la sociedad y dejar de ser una de las tantas patologías del sistema social.
Obviamente, para este educador, esta idea es totalmente errónea, los hombres no deben integrarse, ya que siempre fueron parte de la sociedad, es más, son el soporte por el cual se sostiene la estructura del sistema. Lo que deben hacer es tratar de trasformarla, logrando así liberarse de la cruel opresión en que se encuentran; pero como este no puede ser un objetivo de los opresores, es que Freire propone la creación de una nueva educación orientada hacia una praxis liberadora en que el hombre se humanice. A su vez, él está convencido de que como es en el propio hombre que se encuentran las contradicciones que lo dominan, los oprimidos pueden darse cuenta por si solos de las mismas, tratando de superarlas, rebelándose. Pero un buen educador, que posea fines humanistas, no debe esperar a que esto suceda, sino que debe emprender su misión hacia la liberación, no sólo del oprimido, sino también del opresor, ya que esta nueva pedagogía posee como cualidad el no ser egoísta ni unilateral, ya que si sólo pretendiera la liberación del oprimido, el fin sería convertirse en opresor.
Por otra parte, esta clase de educación separa al hombre del mundo y de su conciencia, ésta sería una parte de su cuerpo que posee la función de recibir, como un recipiente, a ese mundo externo por partes, pero en ningún momento se plantea una verdadera interacción con dicho mundo. Por lo tanto el hombre recibiría al mundo, pero nunca le aportaría algo significativo. Es más, si pensamos en los educadores, éstos tendrían como función el “disciplinar la entrada del mundo en la conciencia”[8]. (Se relaciona a lo que John Dewey denomina educación intencional o sistemática”)
Para Freire, esta concepción bancaria de la educación posee, como objetivo, dificultar lo más posible el pensamiento auténtico, ya que los opresores pretenden anular la facultad crítica del hombre, evitar que se cuestione y preocupe por lo que sucede en el mundo, por lo que le sucede a él y a sus pares, por lo que es justo o injusto, y que en cambio se adapte al mundo en que vive, con sus fatalidades e injusticias, no las detecte, e incluso las acepte como válidas. A nuestro parecer, esto está muy presente hoy en día, ya que por ejemplo, si uno pregunta a cualquier persona a la que se pueda considerar oprimida, que desea para un futuro, es muy probable que responda tener mucho dinero, comprar una casa, un auto, y demás, obteniéndolo por el fruto de su trabajo. Esto implica ser igual al que lo está oprimiendo, al jefe de su empresa, por lo que implícitamente está deseando también tener personas bajo su mando, a las que oprima. Esta persona, por pensar así, no es mala ni tiene deseos perversos hacia los demás, simplemente fue educada en una sociedad consumista en la que se valora al que más tiene, y por lo tanto, a menos que alguien “abra su cabeza” o ejerza en él una educación liberadora, es muy difícil que deje de pensar así y se de cuenta que tener dinero no debe ser un fin en la vida de la personas.
Esto se relaciona con la concepción de Erich Fromm de la “necrofilia”, según la cual el hombre necrófilo ama lo inorgánico, sin vida, transformando los sentimientos en cosas, y valorando el tener antes que el ser. Un opresor es claramente un necrófilo, y por lo tanto la educación bancaria también lo es, y lo vemos claramente al transformar a los educandos en recipientes. A su vez, esta clase de educador, al controlar tanto el accionar y el pensamiento del hombre, lo que en realidad está haciendo es “inhibir el poder de creación y de acción”[9] del hombre, frustrándolo y provocándole sufrimiento, y según Fromm al cual cita Freire, para sentirse mejor el hombre se somete a otros, identificándose con ellos, y sintiendo que actúa a través de la participación simbólica en la vida de esa otra persona.
Por lo tanto, lo que Freire nos quiere decir es que no podemos utilizar esta educación que hemos venido criticando, como instrumento de liberación. “La liberación auténtica, que es la humanización en proceso, no es una cosa que se deposita en los hombres, es praxis[10], que implica la acción y reflexión de los hombres sobre el mundo para transformarlo.”[11]
Ahora bien, como es lógico, Freire plantea que si queremos practicar una nueva pedagogía que libere a los hombres de su opresión, no podemos continuar con algunas concepciones o prácticas que son pilares de la educación bancaria. Por ejemplo, hay que abandonar la idea de que los hombres son recipientes que hay que llenar, que la conciencia es una parte especial del hombre, la dicotomía hombre-mundo, que el profesor es el dueño del saber y el alumno el ignorante que debe recibir pasivamente el conocimiento que su “superior” juzga como válido, así como también dejar a un lado los comunicados para pasar al universo del diálogo.
Esta nueva educación que propone Freire, es denominada por el mismo como Educación Problematizadora o Liberadora, y se basa precisamente en el diálogo como instrumento de liberación. Para que este sea posible, es necesario superar la contradicción educador-educandos, es decir, a partir de aquí ya no va a haber un educador de educandos, ni educandos de un educador, sino que ambos polos van a ser educadores y educandos. Por lo tanto, Freire propone la idea de que la educación es recíproca; el docente ya no es el dueño del saber, solamente se reconoce que ha iniciado el camino de la educación mucho antes y por lo tanto, va a tener un lugar superior en el diálogo, pero eso no significa que su alumnos sean ignorantes o que no puedan aportar nada a clase, todo lo contrario, ahora se los escucha y se aprende también de ellos.
De este modo, la autoridad va a ser ejercida con la libertad, y no en contra de ella, así como la educación va a ser practicada en conjunto, no sólo entre los hombres, sino también con el mundo, ya que con esta nueva concepción se va a reconocer la interacción del hombre con el mundo, y a éste como “cuerpo consciente”, es decir, como un cuerpo que posee una conciencia que está intencionada hacia el mundo, dejando de ser vista como un depósito.
Por otra parte, Freire propone la idea de que la educación liberadora es un acto cognoscente, a diferencia de la bancaria que era el acto de depositar. En esta última modalidad de educación, el profesor pasaría de ser “sujeto cognoscente”, cuando prepara su clase, a “sujeto narrador”, cuando dicta la clase. En cambio, en esta nueva concepción, el docente es siempre “sujeto cognoscente”, ya que se reconoce que existe aprendizaje en el diálogo con sus alumnos.
Por su parte, los educandos, que en su momento fueron receptores pasivos de los contenidos que les transmitían sus educadores, ahora se transforman en investigadores críticos (utilizando palabras de Freire), al comunicarse con su docente, el cual también es un investigador crítico.
Por lo tanto, esta nueva educación, a diferencia de la bancaria que buscaba un adormecimiento, lo que busca es que a través de la praxis el hombre vaya descubriendo constantemente la verdadera realidad. De este modo el hombre se sentirá cada vez más desafiado a actuar en respuesta a esos descubrimientos que va haciendo, los cuales, en algún momento fueron tratados como objetividad, pero hoy son percibidos, destacados y vistos como problema.
Por otra parte, esta educación se esfuerza constantemente por que los hombres vayan percibiendo, críticamente, cómo están siendo en el mundo en que y con qué están, siendo según cómo se perciben en el mundo, que se va determinar gran parte de su forma de actuar. Volviendo a insistir con la práctica bancaria, podemos decir que esta mitifica la realidad para esconder cómo el hombre está siendo con el mundo, mientras que la problematizadora lo que hace es desmitificar.
Es importante decir que esta nueva práctica parte del carácter histórico de los hombres, y es por esto que los reconoce como seres inacabados que “están siendo”, en y con una realidad que también es histórica e inacabada. De esto se deriva que la educación sea un quehacer permanente, es decir, como el hombre necesita completarse, y lo hace continuamente, encuentra en la educación el medio más adecuado para lograr ser más, ya que está no le ofrece ninguna traba para desarrollarse y crecer, todo lo contrario, lo incentiva y apoya. “De esta manera, la educación se rehace constantemente en la praxis. Para ser, tiene que estar siendo”.[12]
Otro punto importante en esta nueva educación, es el hecho de que al no aceptar el presente, tampoco acepta un futuro preestablecido, no teniendo una meta segura a la cual llegar, lo cual la hace revolucionaria y esperanzadora. Por su parte, los hombres se transforman en “proyectos”, ya que se encuentran inconclusos, y buscarán completarse a lo largo de su vida en un continuo movimiento, y, como hermosamente nos dice Freire, cuando miren hacia atrás, no lo harán con nostalgia de volver a cómo eran antes, sino que lo harán felices de ver cómo han mejorado.
Por otra parte, nos parece importante decir, que este movimiento de búsqueda hacia ser más, es la vocación histórica del hombre y debe hacerse en conjunto, ya que el individualismo conduce al egoísta “tener más”; es premisa básica decir que nadie puede ser auténticamente, prohibiendo que los otros sean, y es por eso que es imposible que se pueda ser más, dentro de la contradicción opresor-oprimido.
Por lo tanto, lo que pretende Freire con esta nueva práctica educativa, es que el hombre, al ser incentivado en el ámbito educativo a pensar y reflexionar críticamente, lo traslade a la cotidianidad de su vida, y comience a cuestionarse sobre su persona, su relación con el mundo y sus pares, su situación socio-política, así como la económica, y se vaya dando cuenta de cuantas injusticias, que antes no detectaba, ahora aparecen claramente ante sus ojos, como verdades rebeladas, las cuales debe resolver. Esta, para Freire, es la única solución a la explotación, a la cruel opresión que vive el hombre diariamente, y a la superación de la falsa conciencia del mundo, para así poder liberarse, y conocer la verdadera felicidad de vivir en libertad.

Una vez planteada la visión de Freire sobre la educación como praxis liberadora de la contradicción opresor – oprimido, es interesante encontrar en ella varias bases que plantea en su otra obra denominada “Pedagogía de la Autonomía”, en la cual, a través de una ética pedagógica, expresada a través de un lenguaje completamente didáctico, plantea varios puntos a tener en cuenta en esta “especificidad humana” que constituye la enseñanza.

¿QUÉ IMPLICA ENSEÑAR SEGÚN PAULO FREIRE?
Enseñar constituye una especificidad humana que exige varios requisitos y condiciones indispensables, ya que no sólo tiene como función la transmisión de conocimientos teóricos, sino que implica también el aprendizaje de nuevos y distintos valores, ideales, así también como referentes de vida, los cuales son aprendidos a través de la personalidad del docente y principalmente de la didáctica y pedagogía utilizada dentro del aula.
Para que el cumplimiento de dicha tarea sea efectivo, es necesario que el profesor realice su trabajo con un responsable y exigente compromiso, no sólo consigo mismo, cuidando de su competencia profesional, esforzándose día a día por aprender más sobre su materia y su capacidad de enseñar, sino también para con sus alumnos, logrando demostrar en ellos una persona auténtica, segura de sí misma y de su trabajo, digna de respeto y respetuosa, generosa y sobre todo humana.
Lo mismo, determina dentro de la clase un ambiente didácticamente bueno, ya que los alumnos poseerán una buena imagen de su docente, aspecto importante, ya que el pensamiento que ellos presentan de la autoridad le permite al docente cumplir su tarea como tal. Para ello, también es importante la actitud de éste en la clase, para lo cual Freire indica la importancia que tiene el constituir una autoridad democrática, que sea capáz de demostrarse tanto como docente, pero también como persona portadora de una manera de ser propia y de pensar políticamente, seria con su trabajo, coherente e integrante de una sociedad injusta dividida entre dominados y dominadores y en un mundo de injusticias de hambre, guerras y fracasos de lucha.
La libertad, por lo tanto, es un factor muy importante a la hora de enseñar. El alumno, debe ser educado en un clima de libertad ya que como en su hogar, debe tener capacidad de decidir acerca de su futura profesión, de la misma manera en el aula debe tener la libertad de ser.
Esto tampoco significa que los adolescentes tendrán la posibilidad de hacer las cosas a su antojo, puesto que esa libertad, de la cual deben disfrutar, tiene sus límites. De esta manera se debe distinguir entre libertad y libertinaje. Sin llegar a los extremos, la autoridad en el aula es necesaria como forma de colocar esos “límites” que estas libertades poseen, para que el salón de clase no se convierta en un caos.
Un verdadero docente es entonces, de acuerdo a la visión del autor, aquel que sin confundir su autoridad con autoritarismo enseña los contenidos que ha estudiado y aún continua estudiando, pero fundamentalmente aquel quien entiende que enseñar permite al alumno apoderarse de una libertad propia, que sin confundirla con libertinaje le permite actuar en la realidad analizándola, criticándola permanente y luchando por su transformación. Una libertad que les permita adquirir una autonomía que sustituya a la dependencia que hasta ahora poseían.
Las decisiones políticas propias de cada individuo, también inciden dentro del aula. No podemos pensar en ser neutrales totalmente frente a una clase. Uno de los objetivos de los docentes, además de impartir su materia, es la de transmitir una forma de ver el mundo y tal vez de cambiarlo.
Frente a la vida, al mundo y como personas, los docentes eligen una forma política que los acompañe en su “lucha” por cambiar el mundo, al igual que lo haría cualquier persona. Freire estimula a los docentes a no ocultar su forma de pensar, que la neutralidad frente a una clase, sería como si escondiéramos nuestros pensamientos, habla de “lavarse las manos frente a la opresión es reforzar el poder del opresor” en caso de injusticia.
La Educación no puede ser vista sólo como la transmisión de ideología (y menos si es únicamente la dominante), sino que es vista como una “forma de cambios sociales”. Por lo tanto un docente coherente, deberá manifestar sus valores y conceptos que atribuyen a ese cambio social.
Un docente entonces, entiende que la educación es fundamental para que todo alumno pueda intervenir en el mundo, mostrándole la realidad dominante a la cual debe reproducir a la hora de enseñar los contenidos teóricos, pero desenmascarándola y mostrándole en ello, sus defectos, dominaciones e injusticias.
“Escuchar” es otro factor muy importante en el acto de educar. Para aprender a “Hablar” el docente tiene que primero aprender a “Escuchar”; esto significa que el proceso de enseñanza no significa el mero discurso por parte del docente, una transmisión de conocimientos que éstos asumen como únicos verdaderos, y que por lo tanto el alumno lo único que debe hacer es recibir esa información de manera pasiva.
Lo primero que se debe establecer en la conciencia del docente es que, en primer lugar lo que él tiene para transmitir no es una verdad absoluta y por lo tanto está sujeto a críticas. En segundo lugar, que sus alumnos no son objeto de transmisión de conocimiento (como se plantea en la educación bancaria), sino que son sujetos a quienes se les debe enseñar a ser críticos. Esto significa que el alumno aprenda a indagar, curiosear, acerca de lo que el docente le transmite.
La misión del docente es formar sujetos críticos, y así, debe aprender a escuchar a sus alumnos, tanto por sus dudas como por sus opiniones. La enseñanza no puede ser vista como la mera transmisión de conocimientos, sino como un DIÁLOGO entre el docente y el alumno ( tal como plantea la educación problematizadora).
No podemos considerar al alumno como un ser inferior, puesto que se nos es imposible escuchar y comprender al otro si lo consideramos así. No se puede escuchar y respetar a quien sentimos es inferior (por ser niño, mujer, blanco, negro o por su posición política diferente a la nuestra). Se debe pensar en el otro como un igual y así escucharlo con respeto cuando éste necesite hablar, o en otro caso cuando el docente mismo estimule para que lo haga. Otra función, de este modo, que el docente tiene para con sus alumnos, es la de estimular a sus alumnos al diálogo, a defender su punto de vista, a opinar frente a la opinión del docente o del autor que éste cita.
Un buen docente es, por lo tanto, aquel quien comprende los silencios, orales y retiradas de clase de sus alumnos, quien revela su capacidad de analizar, comprender, evaluar y hacer justicia, para que sea practicado por ellos en su vida. Aquel quien hace del aula un espacio pedagógico ético y formador, y de la relación profesor- alumnos un vínculo educativo de solidaridad, justicia, respeto y responsabilidad
Por otra parte, todo profesor debe conocer el poder y la fuerza que posee la ideología neoliberal que poseen los opresores y domina tanto los medios de comunicación, como muchos otros ámbitos de la vida social, ya que esta ideología encubre la realidad y oculta la verdad, haciéndola ver de otra forma, convirtiéndonos, como dice Freire, en “miopes”. El docente debe estar siempre alerta ante ella, ya que es quien que debe advertir a los educandos de la misma. Cree que hay que estar atento a los discursos ideológicos, y resistirse a ellos, proponiendo, por ejemplo estar siempre abierto a los demás, pero alerta de no terminar aceptando ideas como certezas absolutas. Por lo tanto hay que “exponerse a las diferencias y rechazar posiciones dogmáticas.”[13] Esta, para este autor, es la actitud correcta, una actitud de disponibilidad hacia los demás.
Freire, en sus obras, deja explícito su convencimiento de que los hombres del mundo renovarán su malestar hacia la dictadura del mercado y reanudaran su lucha más intensamente, uniéndose y rebelándose contra la negación del ser humano frente a la cruel ética del mercado. Tal rebelión, para triunfar debe basarse en una nueva ética, la del ser humano, ya que “la libertad del comercio no puede estar por encima de la libertad del ser humano”.[14] Es conciente, además, de la dificultad de aplicar una política que privilegie al hombre antes que al lucro, pero insiste en que si se quiere superar la crítica situación existente, sólo se puede seguir el camino de la ética.
Freire plantea que todo docente, al abordar una temática lo debe hacer con total seguridad, lo cual no quiere decir, que crea que lo sabe todo, sino que debe apoyar su seguridad en admitir que ignora muchas cosas pero está dispuesto a aprenderlas, lo cual no debe ser motivo de vergüenza alguna. Justamente, reconocer la ignorancia es lo que posibilita la apertura hacia el otro. A su vez, esta apertura se produce por el reconocimiento del hombre como ser inacabado, ya que en el diálogo con los demás, encuentra un camino hacia la completitud. Y así como el hombre debe abrirse al mundo, el docente también debe estar abierto a sus educandos, a su contexto socio-económico, conocer de donde vienen, cómo son sus familias, y demás, ya que sólo así se puede llevar a cabo una correcta educación de los alumnos.
Por otra parte, hay que decir que, para disminuir la distancia entre educador y educando hay que, en primer lugar, dejar en los educandos totalmente claro de que no existe ninguna justificación para que los hombres sean explotados por otros hombres. Esto es lo que Freire llama, “saber fundador”, pero no es suficiente, hay que agregarle otros saberes complementarios sobre la realidad, para eliminar la falsa ideología, como por ejemplo, advertir y estar alertas de los peligros que posee la televisión, como medio transmisor de mensajes de contenido opresor.
Otro aspecto importante, es que todo decente debe estar abierto a querer a sus educandos. Es decir, el docente no debe sentir miedo de expresar afectividad o alegría ante sus alumnos, ya que es errónea la idea de que cuanto más severo sea un docente, mejor está haciendo su trabajo. Todo lo contrario, debe mostrarse alegre, ya que educar produce alegría, el proceso de búsqueda del conocimiento que inician tanto los educandos como el educador deben ser tan gratificantes, como si hallarán el conocimiento, ya que es en esa búsqueda en que el hombre se va completando.
Por otra parte, y ya para finalizar, no estaría de más recordar que Freire cree que un educador progresista trabaja con un personas y por lo tanto, su pedagogía debe ser humanitaria y con una responsabilidad ética superior. Por más importante que sea lo concerniente al tema que preparó el docente para su clase, no puede desatender los problemas personales de cada alumno, debe ayudarlo desde de sus posibilidades, pero nunca descuidarlo.
En síntesis, por ser la educación una práctica humana, no se la puede abordar fríamente, sin sentimiento, sino que se debe poner en ella todo lo que uno tiene a su alcance, y en definitiva, lograr delinear el camino hacia Ser más.



REFLEXIÓN FINAL
Una vez realizada nuestra exposición, sobre las obras del autor Paulo Freire, creemos importante introducir en este trabajo una reflexión final acerca de lo que las mismas nos dejaron en el momento de estudiarlas.
En primer lugar, el hecho de haber analizado “Pedagogía del Oprimido”, nos permitió obsevar la realidad educativa desde una perpectiva diferente a la que estamos acostumbradas, viendo en ella no sólo la postura crítica del autor, sino también el carácter humanista, coherente y esperanzador de Paulo Freire. A su vez, al ser tan comprometida su obra con el oprimido y tan enfática en su liberación, nos brinda no sólo una visión de la realidad contradictoria en la que vivió y en la que seguimos viviendo, sino que también, a través de su obra, nos inspira un deseo de lucha para superar dicha contradicción.
Por otra parte, su análisis de la educación nos permite comprender una nueva práctica educativa, la cual nos resultó interesante por su preocupación por la participación del educando en ella, la importancia que le da al diálogo, por entender la reciprocidad de la enseñanza, la cual le da la oportunidad al hombre de redescubrirse, mientras asume reflexivamente el propio proceso en que el se va descubriendo, manifestando y configurando.
En lo que respecta a “Pedagogía de la Autonomía”, dicha obra centró nuestro interés, por el motivo de que encontramos en ella un verdadero “manual”, útil para consultar a la hora de dar clases. Junto a ello, nos gustaría agregar, que su lectura dejó en nosotras una imagen del docente, la cual consideramos ideal, y cómo modelo a seguir en nuestro futuro como docentes.
Por último, sólo nos queda agregar que, estudiar a Paulo Freire fue una experiencia muy gratificante, y serápara nosotras, de aquí en más, un material didáctico pedagógico, que siempre tomaremos en cuenta.




BIBLIOGRAFÍA

· Freire, Paulo: “Pedagogía del Oprimido”. Prólogo, capítulos I y II. Editorial Tierra Nueva. Segunda Edición, 1970.

· Freire Paulo: “Pedagogía de la Autonomía”. Editorial Siglo Veintiuno.
[1] Fiori, Ernani María. “Pedagogía del Oprimido”, Prólogo, pág 5.
[2] Freire, Paulo “Pedagogía del Oprimido” . Cap I, pág 15.
[3] Freire, Paulo. “Pedagogía del Oprimido”. Cap I, pág 16.
[4]Ernani María Fiori. Prólogo de “Pedagogía del Oprimido”. Pág. 1.
[5] Freire, Paulo. “Pedagogía del Oprimido”. Cap. II. Pág. 35
[6] Freire, Paulo. “Pedagogía del Oprimido”. Cap. II. Pág. 36
[7] Freire, Paulo. “Pedagogía del Oprimido”. Cap. II. Pág. 38. Cita de Simone de Beauvoir, “El pensamiento político de la derecha”.
[8] Freire, Paulo. “Pedagogía del Oprimido”. Cap. II. Pág. 40
[9] Freire, Paulo. “Pedagogía del Oprimido”. Cap. II. Pág. 42
[10] “La teoría sin práctica es palabrería, y la práctica sin teoría es activismo loco”
[11] Freire, Paulo. “Pedagogía del Oprimido”. Cap. II. Pág. 44
[12] Freire, Paulo. “Pedagogía del Oprimido”. Cap. II. Pág. 49
[13] Freire, Paulo. Pedagogía de la Autonomía. Siglo Veintiuno. Pág. 128.
[14] Freire, Paulo. Pedagogía de la Autonomía. Siglo Veintiuno. Pág. 124.

Realizado por Alicia, Karina, Eliana.

Paulo Freire

Análisis de las obras de Paulo Freire:
“Pedagogía del Oprimido”
y
“Pedagogía de la Autonomía”
INDICE:

Introducción.................................................................................................................
El Brasil de Freire........................................................................................................
Tendencias de la época.................................................................................................
Nacimiento del método.................................................................................................
Distintos conceptos para Freire.................................................................................…
Sus dos obras más importantes.....................................................................................
Críticas a Freire..............................................................................................................
Análisis de ¨ Pedagogía del Oprimido ¨........................................................................
Análisis de ¨ Pedagogía de la Autonomía ¨...................................................................
Conclusión....................................................................................................................
Bibliografía..................................................................................................................

INTRODUCCIÓN

Este trabajo se realizó para lograr un análisis más profundo de la teoría pedagógica de Paulo Freire.
El análisis se divide en las dos obras de Freire: “ Pedagogía del Oprimido ’’ y “ Pedagogía de Autonomía ’’.
Paulo Freire nació en Recife (Brasil) en 1921 y falleció en San Pablo en 1997.
Fue hijo de una familia burguesa que sufrió la Crisis del 29, que lo llevó a una crisis económica que se expresa en su perspectiva educativa.
Perteneciente a la clase media, la familia sufrió los embates de la crisis mundial de 1929, así lo recordaba en una entrevista en 1988:
“ Hice de escuela primaria en el período más duro del hambre, no de un hambre, no de un hambre intensa, pero de un hambre capaz de trastornar el aprendizaje ”.
“ No podía entender las clases de la escuela primaria. Tenía ceros. Lloraba. Sufría. Tenía hambre y me sentía culpable por tener malas notas...”.
Estudió derecho, pero sus intereses se volcaron a la educación. Su entrada en la educación no se hace por la puerta del mundo educativo, sino por los múltiples caminos de la acción social. Su vocación de reformador educativo vino por otras vías. Con veintitrés años, y por un deseo incontenible de ser padre(según confesión propia), se casó en 1944 con Elza Olivera, una maestra de primaria, con quién tuvo cinco hijos, cuyos nombres aparecen en varios libros. Freire declaró reiteradamente que su interés por la pedagogía como tal nace tras su matrimonio con Elza. Por ser casado, profesor de portugués y de constitución débil se libró de ir a la Segunda Guerra Mundial.
En 1946 fue nombrado Director del Departamento de Educación y Cultura del Servicio Social en el estado de Pernambuco. Trabajando principalmente con analfabetos adultos, empezó a adoptar un método no-ortodoxo de alfabetización.
En 1959 bajo el título de ´´ Educación y actualidad brasileña ´´ constituye la base del libro que sacó a Freire de su ámbito provinciano y lo hizo conocido en Brasil: “La educación como práctica de la libertad ”publicado en 1965.
En 1956 fue nombrado miembro del Consejo Consultivo de Educación de Recife. Luego fue designado como profesor de filosofía e historia de la educación de la Universidad de Recife.
Freire fue uno de los fundadores del Movimiento de Cultura Popular (MCP) de Recife. Con este movimiento se realizaron los primeros ensayos del método en varias localidades de los Estados de Pernambuco y de Río Grande do Norte.
En 1961 fue nombrado director del Departamento de Extensión Cultural de la Universidad de Recife, y en 1962 tuvo la primera oportunidad de aplicar de manera significativa sus teorías, cuando les enseñó a leer y escribir a trescientos trabajadores de plantíos de caña de azúcar en tan solo cuarenta y cinco días. En respuesta a este experimento, el gobierno brasilero aprobó la creación de miles de círculos culturales en todo el país.
En 1964 cuando se produce el golpe de Estado militar en Brasil, Freire fue encarcelado. Tras un breve estadía en Bolivia, trabajó en Chile durante cinco años para el movimiento Demócrata Cristiano por la Reforma Agraria y la organización para la alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas. En Chile impulsó un plan de alfabetización campesina, que pretendía ser el motor del proceso de organización de los sindicatos de jornaleros y de las cooperativas de los pequeños propietarios rurales.
En Chile el método se llamó ´´ psicolinguístico de alfabetización ´´. La operación legitimadora tenía dos facetas: reducir el campo a la alfabetización de adultos y establecer una lista de palabras generadoras, que eran concientizadoras para el beneficio del gobierno.
De Chile pasó a EE.UU. Entre abril de 1969 y febrero de 1970 Freire vivió en Cambiridge, Massachussets, como profesor invitado de la Universidad de Harvard.
Meses después Freire fue contratado por el Consejo Mundial de las Iglesias en Ginebra, donde permaneció diez años. Freire crea con unos amigos el Instituto de Acción Cultural (IDAC), que le sirve de apoyo pedagógico para sus correrías por Oceanía, Asia, América, con excepción de Brasil, y sobre todo, África
Desde Ginebra, Freire actúa hacia todo el mundo, sobre todo a América Latina.
Durante un período se lanza a la aventura de un nuevo tipo de producción intelectual, los libros hablados, que recogen conversaciones con interlocutores brasileños, norteamericanos, chilenos, etc.
Durante los últimos años chilenos (1967-1969) escribe “ Pedagogía del Oprimido”. Este libro está muy lejos de la alfabetización y constituye una lectura política compleja de la realidad sociopolítica latinoamericana en orden a proponer los caminos para su transformación radical. Nace ahí la pedagogía de la liberación, dejando en un segundo plano la búsqueda de los soportes teóricos que el propio método necesitaba, una teoría del conocimiento.
En 1979 con pasaporte suizo, volvió a Brasil, rescatado por la Universidad Pontificia de Sao Paulo.
En 1989 fue nombrado secretario de educación del Municipio de Sao Paulo, a petición del Partido de los Trabajadores, del que era uno de los fundadores, y al que pertenecía la nueva alcaldesa, Luiza Erundina. Freire intentó cambiar la cara de la escuela, entregando las escuelas a las comunidades locales (la autonomía de la escuela, era una de sus convicciones sobre el sistema educativo formal), creando consejos de escuela y asociaciones de alumnos, y estimulando los proyectos autónomos de centro.
Se aplicó un plan de formación del profesorado. Se puso en marcha un movimiento de alfabetización a través del Foro de los Movimientos Populares de Alfabetización. En 1991 renunció al cargo.
En 1997 luego de su muerte se publicó ´´ Pedagogía de la Autonomía ´´

El Brasil de Freire

Entre 1930 y 1945 nace en Brasil el embrión de una burguesía nacional y de una economía moderna, crisis de 1929 y por la guerra mundial. El Estado juega una rol conciliador y paternalista. Entre 1945 y 1964 regresa con pujanza la inversión extranjera, que desbanca del poder a la burguesía nacional.
Es la época de germinación del antiimperialismo, de oposición a lo que hoy llamamos inversión extranjera, a la que se culpabiliza del expolio y de la pobreza del país. La conducta de gran parte de las empresas extranjeras (norteamericanas en su mayoría), antes sólo a sus intereses y ajenas por completo a las necesidades del desarrollo nacional, dejan poco resquicio para que ninguna fuerza política las defienda. Todas las fuerzas sociopolíticas de América Latina se tornan, de una manera, antiimperialistas y nacionalistas. Los expertos de la Comisión Económica para América Latina de la ONU (CEPAL) darían soporte teórico- tecnocrático a este estado de ánimo con la teoría- estrategia de la autosuficiencia nacional y de la sustitución de importaciones.
El modelo impulsa la economía por parte del Estado, estimular la emergencia o el desarrollo de los empresarios nacionales, el acceso al mercado nacional de las masas campesinas la generalización de la educación, incluida la alfabetización de adultos, como instrumento de inserción sociopolítica de la gran masa de la población.
El Instituto Social de Estudios Brasileños (ISEB) aplicó una reforma política para ampliar la democracia y un desarrollo capitalista más equilibrado. La estrategia reformista sólo era viable con la incorporación de las capas medias urbanas, los estudiantes y los intelectuales, y por el otro la gran masa de campesinos que vivía en gran medida fuera de la economía de mercado y fuera de las contiendas electorales. Los analfabetos no votaban y el 90 % de los campesinos eran analfabetos.
Las diversas fuerzas políticas traducen el modelo general a su esquema ideológico. Básicamente se crean dos polos: la democracia cristiana y los partidos socialistas y comunistas.
El pensamiento de Freire se encuentra definido por la teología de la liberación, que se encuentra enmarcado en una visión humanista cristiana. Esta visión se centra en la pedagogía que aparece como la base necesaria para la concientización que conduce al desarrollo, al progreso humano a la liberación del individuo.
Otra gran influencia que tuvo Freire fue la filosofía marxista donde entiende la sociedad como contradictoria. Esta visión se une a la visión católica de Freire.

Tendencias de la época:

El populismo fue una tendencia nacida en Brasil que estalló en los sesenta, que influyó a Freire. De latín populus ´´ pueblo ´´ es un termino político usado para designar corrientes heterogéneas pero caracterizadas por su aversión discursiva o real a las elites económicas e intelectuales, su rechazo de los partidos tradicionales (institucionales e ideológicos), su denuncia de la corrupción política por parte de las clases privilegiadas y su constante apelación al ´´ pueblo ´´ como fuente del poder.
La aparición del populismo como fenómeno social se liga a procesos de rápida modernización, como una postura critica ante los distintos grados de desarrollo que estos procesos pueden generar en las diversas clases o regiones de un país y en consecuencia una desigualdad en varios ámbitos de la sociedad.
El populismo esta referido a las medidas que toma un político, buscando la acepción de los votantes.
El populismo en sentido positivo, lo que define es un sistema en el que el poder recaiga más en el pueblo que en sí mismo, no en que los políticos profesionales gobiernen para la mayor comodidad del pueblo. Son dos cosas distintas, no es lo mismo que los ciudadanos puedan tener más poder y menos las élites de tal manera que puedan darse cosas a sí mismos, a que sea el gobierno el que tenga el poder y ese gobierno favorezca medidas que les puedan venir bien a los ciudadanos, quienes luego recompensen con el voto.
En sentido general, socialistas y comunistas han utilizado el término "populista" para definir a los gobiernos que, aún favoreciendo a los "sectores populares" (principalmente a la clase obrera), no pretenden terminar con el sistema capitalista. Desde un punto de vista opuesto, los sectores conservadores han utilizado el término "populista" para definir a los gobiernos que están poco dispuestos a dejarse influir por los grandes grupos económicos y buscan atenerse estrictamente a las reglas de juego democráticas.
Sus características principales eran:
Ø Un gobierno basado en un liderazgo personal con una fuerte carga ideológica nacionalista y justiciera.
Ø Un movimiento o conglomerado de partidos que incitan a los pobres a adherirse al cambio o revolución política.
En 1960 el gobierno de Janio Quadros primero y de Joao Goulart después encarnaron en Brasil el nuevo tipo de populismo. Las contradicciones entre los dos enfoques del modelo y las inevitables turbulencias sociales dieron el pretexto para el golpe militar de 1964.
El populismo expresa la democratización del Estado que debió apoyarse en algún tipo de autoritarismo, como el autoritarismo institucional de la dictadura de Vargas (1937-1945).
El populismo es el mediador que opera la incorporación popular, evitando la revolución social, en el caso de Brasil esta incorporación queda reducida a las clases medias, y a un pequeño sector obrero industrial incipiente.
La época es entre 1930 y 1954 que se desarrolla en Brasil. En Getulio Vargas se concentró el populismo brasileño.
En el mundo estaban ocurriendo las guerras mundiales, que trajeron como consecuencias a los países latinoamericanos de crear instituciones que suplieran los productos que antes se importaban.
Nace en un contexto de crisis del sistema oligárquico vigente hasta la década del 20 (Republica bella), y de crecientes procesos de urbanización. Agitaciones sociales y políticas, lideradas por los militares crean movimientos como el Tenentismo, y finalmente, la Revolución del 30 pone el poder a Getulio Vargas.
El populismo brasileño contó con el apoyo de los militares, quienes desde comienzo de la República, se habían convertido en los ´´ árbitros ´´ de la política. Sectores de la clase media también integraron las toldas populistas de Vargas, aunque en menor cuantía. Las ´´ masas ´´ populistas, estuvieron compuestas principalmente por el naciente proletariado urbano, que, sin embargo no actuó de manera organizada ni activa.
El populismo brasileño fue un movimiento victorioso, un movimiento en el poder. Vargas no se preocupó durante su dictadura, de crear una estructura organizativa. Confió todo al poder de su perdona y su capacidad de manipulación. Sólo a raíz de la campaña presidencial de 1950, Vargas decide crear el PTB, con el cual llega de nuevo al poder.
Vargas decidió a toda costa industrializar el país, de esta forma hacerlo menos dependiente de las coyunturas internacionales. Dio incentivos al capital privado, y a su vez, el Estado creó nuevas empresas. Organizó el Ministerio de Trabajo y creó una estructura laboral sin precedentes. Reguló los salarios de los trabajadores, atacó el imperialismo norteamericano, y nacionalizó la economía. Sin embargo el populismo brasilero no se ocupó del problema agrario.
Vargas se preocupó por regular los salarios, las condiciones laborales, etc. Creo una fuerte estructura de bienestar social inexistente hasta el momento. Organizó el aparato Sindical.
El populismo en Brasil se adecuó, tanto al sistema democrático (competencia política por medio del PTB) como al autoritarismo (golpes de Estado).
Todo, en bien de una causa llamado ´´ nacionalismo ´´.
Durante el ´´ Estado Nuevo ´´, se produjo el fortalecimiento del Gobierno Federal respecto a los Estados. Fortalecer el Estado implicó crecimiento burocrático. El nacionalismo se convirtió en bandera política. Poca oportunidad dio a la oposición. Los partidos políticos fueron clausurados y las acciones opositoras de derecha e izquierda fueron reprimidas. La manipulación política, fue un instrumento clave del accionar del gobierno Vargas.
El populismo brasileño cayó producto de su propia debilidad estructural. El no poseer una organización fuerte y confiar todo a la capacidad personal de su máximo líder Vargas. Este descuido de la clase media, el no organizar al proletariado y sin embargo, se enfrentó en su nombre, a la burguesía industrial en los momentos de crisis política en 1945 y 1954. descuido también al apoyo de los militares, quienes, terminaron con el populismo en el poder.

Dentro de ese proceso eclosionó en el ámbito nacional el método de Paulo Freire, fue llamado Freire a Brasilia para asesorar al ministro de educación en el lanzamiento de una campaña de alfabetización que pretendía alcanzar a cinco millones de analfabetos con el nuevo método. Los cuadros políticos más destacados como el marxismo y el cristiano desaparecieron.
Los marxistas lo veían a Freire como un cristiano, tanto por su fe personal, como por sus vínculos con los democristianos exiliados en Chile, que le habían dado sus apoyo cuando eran altos cargos en Brasil.
Los izquierdistas decían que todo lo revolucionario debía nacer en el campo marxista. Freire acusado de marxista en Brasil, pasó a ser para la izquierda clásica chilena un educador apolítico, humanista y culturalista, un ideólogo de la concientización sin un planteamiento político de genuina transformación social.
El contexto en que Freire desarrolla su teoría se planteaba la oposición de los modelos comunista y capitalista.
Estos se ubican en plena Guerra Fría (1947-1989) donde existía una popularización en toda la sociedad.
La obra de Freire critica la ideología al sistema capitalista y establece las bases para una educación al servicio de la liberación revolucionaria.
Se estaba instalando la Teoría del Capital Humano, que hace un análisis de la educación donde la misma se relaciona con el crecimiento económico .
Este modelo instala en la década del 60 en América Latina. Se empezó a ver la importancia de la educación en la industria y comienzan a ingresar las multinacionales.
Esta teoría aparece hacia el año 1950, que deriva de la corriente denominada Sociología de la Educación Funcionalista.
Los autores de esta teoría proponían que los individuos poseen distintos capitales, o sea distintos bienes, ya sean materiales o inmateriales. Los sujetos invierten en ese bien que poseen, para obtener una ganancia o renta. Esto sería un gasto de inversión.
Los capitales de un individuo pueden ser: intelectual, económicos o físicos y sociales.
Cuanto más integrado este el individuo a la sociedad mayor será su capital, generando más rentabilidad (vínculos sociales). Los vínculos que se obtienen si se mantienen van a servir para algo.
Defienden el capital humano como el conjunto de habilidades y destrezas que tienen todos los individuos. El individuo invierte en sí mismo y en su descendencia. Este tiene dos tipos de gastos: de consumo (dinero y tiempo) y de inversión (decidido a estudiar), y no ganan rentabilidad inmediata, se obtiene a corto o mediano plazo.
A mayor inversión en la educación formal, mayor es la productividad, más empleo y mejor salario.
El Estado y el individuo deben invertir en cinco actividades principales para lograr un mayor desarrollo humano.
1)Educación formal; organizada en sus niveles primario, secundaria y terciaria.
2)Políticas de salud, incluyen gastos que afectan a las expectativas de vida, de fuerza, la resistencia física, el rigor y la vitalidad de las personas.
3)Formación profesional para los adultos. Incluye el sistema de aprendizaje organizado por las empresas.
4) Programas de estudios para adultos no organizados por las empresas, incluyendo programas de ampliación de conocimiento principalmente en la agricultura. Se invierte en los adultos con cursos donde se los actualiza y compiten con otros.
5)Migraciones individuales y familiares para ajustar las cambiantes oportunidades de empleo. Las poblaciones se mueven dentro de un país en busca de estructuras laborales.


Nacimiento del método:

Las ideas principales que Freire quería impulsar las comenzó a divulgar hacia 1958 en un informe “ La educación de adultos y las poblaciones marginales: el problema de los mocambos ” :
Ø La educación de los adultos tiene que fundamentarse en la conciencia de la cotidianeidad de los educandos, superando el mero conocer letras, palabras y frases.
Los procesos educativos y políticos han de ser horizontales, los educadores y los líderes políticos han de aprender de sus alumnos o de sus bases, al tiempo que les enseñan y orientan.


Distintos conceptos para Freire:

Pedagogo: es un hombre o mujer que piensa la práctica educativa desde lo teórico, filosófico, critico. Muchas veces se encuentra envuelto en la reflexión crítica sobre lo que significa la práctica educativa.
Educación: es parte de lo que llamamos superestructura, que refleja los aspectos más concretos de la sociedad, en la que se da. Organizándose en función de los intereses de los que tienen poder, constituye la educación a su servicio, no hay nada que hacer en la educación hasta que la sociedad sea transformada. Toda práctica educativa implica: 1) la presencia de un sujeto que llamamos educador, 2) la presencia de otro sujeto que llamamos educando, 3) un cierto contenido u objeto que medie entre los dos sujetos.(…) La práctica implica ciertos métodos y técnicas usadas por el educador y (…) por los educandos, 4) Toda práctica educativa implica ciertos fines, ciertos objetivos, ciertas finalidades.
Ø La educación de adultos no debe ser un mero instrumento para alcanzar un nivel académico determinado, sino un estimulo para la emergencia sociopolítica del pueblo y una herramienta para participar en la vida pública.
Ø La pedagogía es una acción política y operativa, organizada en torno a la ambivalencia instructiva de unos límites, una práctica de impedimento, interrupción, comprensión e intervención, consecuencia de las luchas históricas, sociales y económicas que se están librando.
Ø La esperanza era una práctica de testimonio, un acto de imaginación moral que permitía a los educadores progresistas y a otras personas pensar de modo diferente para actuar de forma diferente. La esperanza exigía comprometerse, desarrollando unas practicas transformadoras, y uno de los cometidos del educador progresista consistía en desvelar las oportunidades de esperanza, con independencia de los obstáculos que pueda haber.
Ø La política es la movilización de los grupos sociales contra las prácticas económicas, raciales y sexistas opresivas implantadas por la colonización, el capitalismo global y otras estructuras de poder opresoras.
Ø El diálogo significa intersubjetividad, comunicación entre las personas, pero significa también diálogo con la realidad, relación entre teoría y práctica. El diálogo educador significaría tomar conciencia del individuo para cambiar la realidad objetiva de las estructuras de opresión. Se trata de un proceso de orientado al amor e inseparable de la justicia. Exige del educador el reconocimiento de su propia pobreza e ignorancia como actitud necesaria para dialogar con los pobres.


Sus dos obras más importantes

Ø “ Pedagogía del oprimido “: Freire abandona el campo de la pedagogía en el sentido estricto para situarse en el terreno de la política, no a la usanza convencional, sino desde una postura propia: su condición de educador reconocido. En este libro se incorporan a su pensamiento ingredientes marxistas de diverso tipo: el Marx humanista de los Manuscritos de 1884, el Che Guevara, los movimientos africanos de liberación y luego Gramsci.
John Dewey le inspiró la importancia de conocer la vida de la comunidad local y la idea del aprender haciendo. De Carl Rogers apreciaba la insistencia en el alumno.
Freire no dudaba en admirar a Ferrer y Guardia, a Makarenko y a Krupskaia, de quien sacó algunas ideas sobre la escuela políticamente neutral, burocrática y necrófila, identificándose con sus planteamientos de una escuela biófila. Freire se interesó vivamente por Vigotsky, análisis sobre la relación entre desarrollo cognitivo y el entorno como, por sus propuestas de transformación del entorno para posibilitar el aprendizaje y viceversa.
La polarización heredada del hegelianismo encuentra en esta dictonomía la más persistente de las de las ideas-fuerza de Freire.
Esta fórmula polarizada, o la análoga de educación vertical-educación horizontal marcó desde los años sesenta. El adjetivo bancaria alude al hecho de que la educación convencial concibe a los educandos como un banco en que se depositan conocimientos de forma pasiva, sin intervención ni valor añadido alguno por parte del receptor. El adjetivo vertical connota la relación de arriba hacia abajo del acto de enseñar y de aprender. El proceso educativo hace referencia a una transferencia de conocimientos del educador al aprendiz, metáfora bancaria comúnmente utilizada en nuestros días como lo más natural.
Freire opone el diálogo como instrumento esencial del acto de enseñar y de aprender. El diálogo no es un simple recurso utilizado por el profesor para entretener a sus alumnos y hacer más amena la clase. La teoría de Freire del diálogo se relaciona mucho con la teoría del conocimiento que contiene tres aspectos: uno de ellos es la dialéctica entre tres aspectos. Estos son: la realidad, la teoría y la praxis. La realidad social (estructuras, instituciones, ciencia y tecnología, clases sociales, ciudades, agricultura, etc.) es el producto de la acumulación de práctica humanas contradictorias. La teoría es el producto de muchos actos de conocimiento. No hay conocimientos previos que se aprenden sin más, sino que todo se reaprende, se construye, destruye y reconstruye con los materiales preexistentes que vienen del otro y de los materiales que incorpora el mero hecho de problematizarlos.
El aporte más importante es en el plano de los constructores, de los actores del aprendizaje. Freire dice que se puede aprender en la soledad de un laboratorio o leyendo un libro pero el acto de leer ha de ser un acto de diálogo con la realidad o de diálogo con el autor de texto.
Si no hay diálogo, se memorizará o se acumularán pinceladas sueltas de la realidad, pero no habrá comprensión, síntesis, conocimiento apropiado y recreado por el sujeto. En las condiciones usuales, el aprendizaje se produce en un aula, donde están varias decenas de educandos frente a un profesor.

Ø “Pedagogía de la Autonomía”: Freire nos convoca a pensar acerca de lo que los maestros deben saber, y de lo que deben hacer, en el proceso de la enseñanza y el aprendizaje, sobre todo cuando el énfasis está puesto en educar para lograr la igualdad, la transformación y la inclusión de todos los individuos en la sociedad.
Freire no va a justificar el analfabetismo o la no asistencia a las escuelas por la irresponsabilidad de los padres o por el resultado de sus bajos ingresos, porque para él la educación y las posibilidades que ella brinda de mejoramiento de la humanidad son fundamentales en su concepción sobre la liberación de los individuos y su inclusión en las sociedades.
Nos ofrece un marco conceptual relacionado con la práctica de los profesionales de la educación, quienes para este autor estarán comprometidos tanto con la enseñanza como con el aprendizaje. Articula un total de veinte "saberes" o principios a tener en cuenta, vinculados a tres capítulos principales, los cuales a su vez son los pilares conceptuales de esta obra: No hay enseñanza sin aprendizaje; enseñar no es transferir conocimientos; y el proceso de educar es sólo una empresa humana.
El primer principio entraña una profunda concepción de Freire, mediante la cual nos conmina a pensar en la interacción entre educar y enseñar. Una no existe sin la otra, al tiempo que demandan del diálogo con y del respeto por el educando y por su concepción del mundo.
Freire señala que la educación basada en la interacción entre educar y aprender requiere seguir los siguientes pasos: observa un rigor metodológico; desarrolla la investigación; respeto por el conocimiento particular de cada estudiante; ejercita el pensamiento crítico; respeta la ética y estética; haz lo que dices y arriésgate aceptando lo nuevo, al tiempo que rechazas cualquier forma de discriminación; reflexiona críticamente acerca de las prácticas educacionales; y asume tu identidad cultural. Freire condenó las ideas fatalistas mediante las cuales se acepta la inmovilidad ideológica, de que "la realidad es lo que es y qué podemos hacer ante eso".
Ponderó la capacidad del educador de tomar decisiones que transformen las realidades de los estudiantes, de preconcebidas y desesperanzadas en esperanzadoras y llenas de posibilidades. Su aproximación a la educación se nutre de sus experiencias directas con los procesos de individuos en el camino de lograr su liberación personal: "hay que lograr la expulsión del opresor de dentro del oprimido".



Críticas a Freire

Los seguidores y partidarios critican positivamente los planteamientos pedagógicos de este movimiento. Ven en la corriente que plantea el autor una corriente educativa de liberación político-social una posibilidad real de alumbramiento de una nueva sociedad, donde el individuo, auténtico “ser humano“ y consciente de su libertad logrará transformar la tan brutalmente injusta organización social de nuestros días en otra más igualitaria, justa y humana.
Los contradictores presentan sus críticas negativas:
Ø Desde el punto de vista humanístico: mientras el hombre es un ser libre, la educación se halla al servicio de la libertad. Toda la educación es educación liberadora. Para ellos lo más grave es la “pedagogía liberadora“, es la confusión de la acción educativa con la acción social y política.
Ø Desde el punto de vista metafísico se le critica el concepto “opresor”: los padres son opresores de sus hijos porque introyectan en ellos sus estructuras opresoras. La educación paterna es negada como proceso de adiestramiento natural. Los maestros o educadores son opresores de sus alumnos. El educador sea padre o profesor, no es necesariamente opresor, ni el educando oprimido, porque la opresión requiere una realidad oprimible y el proceso educativo no actúa sobre una realidad en acto, sino sobre una capacidad en potencia. El educador planta algo donde nada hay, no implanta algo donde ya hay otra cosa o sea un conocimiento.
Ø Desde lo social: se le cuestiona la validez de sus conceptos especialmente la “organización social”.
Ø Desde la teología cristiana, no cabe condicionar la educación cristiana a unas estructuras sociales. La salvación de cada hombre, su liberación auténtica, es obra de la gracia divina y de la cooperación humana, de la educación de cada hombre.
La revolución es necesaria para poder educar. La educación es condición necesaria para realizar la revolución. Sin hombres preparados, ninguna revolución es posible. La educación auténticamente liberadora tiene su apoyo en la Verdad.


ANÁLISIS DE “PEDAGOGÍA DEL OPRIMIDO”

Paulo Freire en su obra “Pedagogía del Oprimido” nos habla de oprimidos y opresores. La clase de los oprimidos se encuentra integrada por los obreros y los campesinos latinoamericanos. La categoría oprimidos también abarca a los pescadores, alfareros, trabajadores independientes. Son oprimidos en el sentido económico. Pero también hay una opresión de la conciencia. Esta conciencia oprimida se va trasmitiendo de generación en generación.
Considera que el hombre es un ser inacabado y en él existe la necesidad de hacer algo por sí mismo. El hombre busca “ser más”: proceso por el cual el hombre busca su perfeccionamiento. Este “ser más” significa ser más humano. El hombre busca su humanización. Sin embargo, muchas veces las decisiones están condicionadas por el contexto histórico y estas decisiones lo deshumanizan. Freire nos dice “Humanización y deshumanización, dentro de la historia, en un contexto real, concreto, objetivo, son posibilidades de los hombres como seres inconclusos y concientes de su inconclusión”.
La deshumanización no afecta sólo a los oprimidos, sino también a los opresores. A la humanización la llama “vocación de los hombres”, vocación “afirmada en el ansia de libertad, de justicia, de lucha de los oprimidos por la recuperación de la humanidad despojada”. La deshumanización es una distorsión. La violencia de los opresores nos hace ser menos. El hecho de ser menos lleva a los oprimidos a luchar contra a los opresores. Sin embargo, en esta lucha, los oprimidos se convierten en opresores frente a los más débiles (por ejemplo, en el caso de violencia doméstica, el padre de familia que se encuentra oprimido por su patrón y en su casa se convierte en opresor de su mujer y sus hijos, que son más débiles que él). Los oprimidos tienen la tarea humanizadora de liberarse a sí mismo y liberar a los opresores.
El oprimido busca su humanización a través del consumo, de más horas de trabajo, el aumento de sueldo. Sin embargo, esta forma no es humanizadora, sino que hace que se vuelva a reproducir a la relación opresor-oprimido.
Los opresores necesitan que continúe la situación de injusticia para que el sistema siga funcionando. Habla de la falsa “generosidad” de los opresores hacia los oprimidos, donde la humanización pasa por lo material. Esta falsa generosidad se observa en las obras caritativas, en los aumentos de sueldo, en dar trabajo a aquellos que lo necesitan. Es una falsa generosidad porque en realidad no importa el individuo, sino que interesa continuar con la opresión. No interesa que el individuo supere su situación. La violencia de los opresores convierte a los oprimidos en hombres a quienes se les prohíbe ser, y la respuesta de éstos a la violencia es el anhelo de búsqueda del derecho a ser. Pero solamente los oprimidos podrán liberar a los opresores a través de su propia liberación. Los oprimidos deben luchar como hombres y no como objetos, para superar las estructuras impuestas por sus opresores. Freire expresa: “La Pedagogía del Oprimido (…) debe ser elaborada con él y no para él, en tanto hombres o pueblos en lucha permanente de recuperación de su humanidad. Pedagogía que haga de la opresión y sus causas el objeto de reflexión de los individuos, de lo que resultará el compromiso necesario para su lucha por la liberación, en la cual esta pedagogía se hará y se rehará.” El oprimido debe elaborar su propia pedagogía, que no será impuesta por el opresor. Mientras que el obrero siga en la dualidad, donde aspira a la clase dominante, no se puede dar la humanización. El oprimido, en un primer momento busca la liberación convirtiéndose en opresor. “Para ellos, el hombre nuevo son ellos mismos, transformándose en opresores de otros. (…) Su adherencia al opresor no les posibilita la conciencia de sí como persona, ni su conciencia como clase oprimida.” Su ideal de ser hombres es el opresor. Al reconocer su dualidad, el oprimido sentirá angustia y vacío en su persona, ya que debe construir un marco distinto al de su opresor. Temen ser autónomos y expulsar de sí mismos la sombra del opresor. El oprimido debe conocerse a través de la crítica. La crítica es una de las facultades del hombre. El individuo, debe liberarse a través de la educación. Es decir, debe entregarse a la praxis liberadora de la educación. A través de la educación liberadora, nace un hombre nuevo, que se ha liberado de la relación opresor-oprimido. Los oprimidos tienen la obligación de liberar a ambos, es decir, a ellos mismos y a sus opresores. Para lograr la liberación primero hay que liberar a los individuos de la sensación de que son incapaces. Esta sensación de incapacidad también es impuesta por el opresor, que lo hace sentirse inferior a él. Hay que concientizarlos de su situación para luego alfabetizarlos. Cuando más descubren la realidad objetiva que deben transformar sobre la cual deben incidir su acción transformadora, más se insertan críticamente. Que el opresor, reconozca su rol, no equivale a solidarizarse con los oprimidos, sino que estas actitudes, que en la práctica se observan en el asistencialismo, no son sino un reesfuerzo de la dependencia, intentando minimizar la culpa con una conducta paternalista. La verdadera solidaridad debería expresarse transformándolos a estos como hombres reales despojados de una situación de injusticia. La pedagogía debe nacer de los propios oprimidos, de su toma de conciencia de su situación y su crítica hacia ella. No puede ser elaborada ni practicada por los opresores. Cuando ya se dé la praxis liberadora, es decir, cuando el individuo supera su situación de oprimido, “esta pedagogía deja de ser del oprimido y pasa a ser la pedagogía de los hombres en proceso de permanente liberación”. En esta etapa, se transforma la estructura creada por los opresores y se produce una transformación revolucionaria. En esta transformación es necesario el convencimiento de la necesidad de luchar, y una vez que se da ese convencimiento, es necesaria una total responsabilidad que permita llegar a la libertad. Es necesario, además, un fuerte compromiso. Esta revolución lleva consigo el cambio de conciencia. Luego Freire comienza a hablar del papel del sistema educativo con relación al opresor. Considera la clase dominante crea un prototipo de maestro. El docente se utiliza como intermediario en la formación del niño. El docente se transforma en opresor y el niño en oprimido. Descubre el proceso de dominación que se da a través del Estado. La educación es organizada desde el Estado. Este es quien maneja la educación. La educación tiene un contenido seleccionado que depende de quién lo hizo y el interés que se tiene al realizarlo. Analiza como actúa la educación pública y gratuita que contribuye a la relación oprimido-opresor. En la educación se utiliza la disciplina. Ésta es una forma de ver el mundo, es ordenadora, contenedora, reguladora, forma nuestra personalidad. Es la entrada al mundo de la conciencia El aprendizaje hace que el individuo entre al mundo y se le enseña a pensar de determinada manera. Freire propone la educación problematizadora, que se realiza cuando se coloca al mundo en el centro y se dialoga para transformarlo. La educación ideal es en la cual los educadores y educandos aprenden juntos, cuando se interrelacionan. Los educandos y educadores deben dialogar para aprender uno del otro Sin embargo, esto no ocurre así: en la educación se recibe conocimiento como una donación del sabio al ignorante. El sabio es el educador y el ignorante es el educando. Los educandos forman parte de la cultura del silencio. La negación de la palabra es la negación del derecho de expresión y el nacimiento de la “cultura del silencio”. Freire se encuentra en el Nordeste brasileño, donde esta cultura del silencio, donde reinan la marginación y la analfabetismo. Era necesario recuperar la palabra para adquirir la condición cívica y superar el colonialismo.
Habla de la educación como praxis: donde se une la teoría y la práctica y no sólo se queda en la reflexión. Sin embargo, en la educación bancaria este diálogo no se da, porque se busca la adecuación del individuo al sistema. Se domestica, imponiendo el saber al educando, que permanece pasivo, sin derecho a opinión. El sujeto de la educación es el educador el cual lo único que pretende es que el educando en la memorice mecánicamente los contenidos. Los educandos son así una suerte de "recipientes" en los que se "deposita" el saber. El único margen de acción posible para los estudiantes es el de archivar los conocimiento.
Los educadores no quieren una educación que estimule el pensamiento auténtico de los educandos. El objetivo de los educadores es transformar al hombre en autómata. Consideran que los oprimidos son ineptos y perezosos que necesitan ayuda para ser integrados. Los educandos deben llegar a estar adaptados al mundo para estar cada vez más educados. Un ejemplo es la escuela pública, donde este diálogo no se da. A este sistema no le conviene llegar al fondo del problema y buscar otra manera de encarar a la educación y al sistema. En esta educación, la relación educador-educando tiene carácter narrativo, discursivo. Se habla sobre la realidad como si fuera algo detenido, estático y dividido. El educando debe explicarle al educando que esos contenidos son sólo una fracción de lo que le espera en el mundo exterior. Los educandos son pasivos y lo educadores son activos. Los niños no comprenden ni razonan las palabras de sus maestros, sino que las repiten. Por esta razón, Freire llama a la educación “bancaria” porque los niños reciben la información y como al dinero la guardan y la archivan. Tiene un proceso educativo rígido, autoritario y antididáctico. La ignorancia es absolutizada como consecuencia de la ideología de la opresión, por lo cual es el otro el que siempre es el poseedor de la ignorancia. De este modo, a mayor pasividad, con mayor facilidad los oprimidos se adaptarán al mundo y más lejos estarán de transformar la realidad. De este modo, la educación bancaria es un instrumento de la opresión porque busca transformar la mentalidad de los educandos hacia lo que los opresores pretenden de ellos y no la situación en la que se encuentran. Freire señala sin embargo, que incluso una educación bancaria puede despertar la reacción de los oprimidos, porque, aunque de forma oculta, el conocimiento acumulado en los "depósitos" pone en evidencia las contradicciones. No obstante, un educador humanista revolucionario no debería confiarse de esta posibilidad sino identificarse con los educandos y orientarse a la liberación de ambos. El educador como los educandos, así como los líderes y las masas, se encuentran involucrados en una tarea en la que ambos deberían ser sujetos. No se trata sólo de descubrir y comprender críticamente sino también de recrear el conocimiento. De esta manera, la presencia de los oprimidos en la búsqueda de su liberación deberá entenderse como compromiso. El educador puede causar un enfrentamiento con la realidad y hacer que los educandos quieran liberarse. Para ello, el educador debería unirse a los educandos y juntos liberarse. Pero para eso debe formarse un compañerismo que no existe. Freire también nos dice que los educandos deben ¨ buscar ser ¨, simpatizar con otros y relacionarse. En la educación bancaria, el educador no entiende que sus educandos deben comunicarse. Considera que en este tipo de educación no existe conocimiento ni cultura. Sin embargo, en la educación problematizadora, el educando deja de ser un objeto dócil y pasa a ser un investigador crítico. Como dice Freire: “la educación problematizadora, de carácter auténticamente reflexivo, implica un acto de permanente de desvelamiento de la realidad.” “…busca la emersión de las conciencias, de la que resulta su inserción crítica en la realidad.” “La educación como práctica de libertad (…) implica la negación del hombre aislado, suelto, desligado del mundo, así como la negación del mundo como una realidad ausente de los hombres.” La realidad se presenta en transformación, en proceso. Los educandos desarrollan su poder de captación y comprensión del mundo.” Esta educación, además, permite la creatividad y estimula la reflexión, y parte del carácter histórico y de historicidad de los hombres. Al contrario de la educación bancaria que sólo busca dominar. La educación se rehace constantemente en la praxis. La educación problematizadora refuerza el cambio. Permite a los hombres afrontar su situación como un problema a solucionar. Rompe con la dicotomía educador / educando, pues el que enseña reconoce que puede aprender de aquel al que va a enseñar. Esta concepción humanista se funda en la capacidad de reflexionar de los oprimidos. Una característica fundamental de la educación problematizadora es el diálogo entre el educando y el educador. El educador no sólo trasmite, sino que también permite el diálogo, dándose así, el proceso educativo. Así, se rompe con el concepto de autoridad, ya que no hay alguien que eduque y alguien que aprenda, sino que ambos educan y aprenden al mismo. El educador no se apropiará del conocimiento, sino que el educador y el educando reflexionarán sobre el mismo, construyéndolo, y dejará de ser un conocimiento abstracto para pasar a ser comprendido en vinculación con el mundo


PEDAGOGÍA DE LA AUTONOMÍA

En este libro Freire desarrolla lo que él denomina saberes necesarios para la práctica educativa. Considera que en la práctica educativa se debe buscar la autonomía de los educandos.
Debe existir eticidad, esto significa, que el educador no debe ser falso consigo mismo, debe ser crítico con su obrar y sincero en su práctica educativa. Sincero porque debe dejar en claro su postura frente a un tema, una teoría, un autor, mostrando claramente sus razones y su rechazo o aceptación a lo que se trata. Sin embargo, la ética que predomina en el mundo es la que el autor denomina ética de mercado: se basa en la falsedad, en engañar, en acusar, en golpear al débil, prometer sin cumplir, que discrimina.
Un punto importante de la pedagogía de Freire es que: no hay docencia sin discencia. Llama discencia al conjunto de las actividades y funciones de los educandos (discentes).
También debe existir una relación teoría-práctica, sin la cual la teoría puede convertirse en palabrería y la práctica en activismo.
Uno de los saberes indispensables es que quien se está formando como sujeto de la producción del saber debe convencerse que enseñar no es transferir conocimiento, sino que se deben crear las posibilidades para la producción y construcción del mismo.
Una de las tareas principales de la práctica educativa es el desarrollo de la curiosidad crítica. El educador debe hacer que la curiosidad ingenua del educando se vuelva crítica, volviéndose cada vez más metodológica hasta llegar a convertirse en curiosidad epistemológica. La curiosidad forma parte del fenómeno vital y se encuentra presente en todos los seres humanos. No habría creatividad sin la curiosidad.
La “curiosidad epistemológica” es la que nos permite poseer el conocimiento total del objeto. Esta capacidad se desarrolla cuanto más se ejerza la capacidad de aprender críticamente. Lograr la curiosidad epistemológica lleva a la crítica y al rechazo de la enseñanza “bancaria”. Esto hace que el educando supere el autoritarismo y el error epistemológico del bancarismo. Aún subordinado al bancarismo, el educando mantenga el gusto por la rebeldía, agudizando su curiosidad y capacidad de arriesgarse.
Un punto importante de la práctica educativa es que enseñar exige rigor metodológico, es decir, que los educandos deben acercarse con rigor metodológico a los objetos cognoscibles. El educando debe aprender críticamente el objeto y no sólo repetir conocimientos. Un profesor debe mostrar a los alumnos que somos seres históricos y que por lo tanto, tenemos la capacidad de intervenir en el mundo, conocer el mundo.
Enseñar, además, exige investigación, ya que no hay enseñanza sin investigación e investigación sin enseñanza. Mientras se enseña, se busca, se indaga, se investiga. Investigo para comprobar, comprobando intervengo, interviniendo educo y me educo.
La enseñanza también exige respeto a los saberes de los educandos. Los saberes que poseen los educandos deben ser respetados por el profesor y deben ser relacionados con los contenidos que se enseñan.
Los seres humanos somos seres estéticos y éticos. Educar tiene que ver con este porque educar es formar, y por lo tanto, tiene que ver con la formación de valores estéticos y éticos en los educandos.
Otro punto tiene que ver con la corporificación de las palabras a través del ejemplo. Esto significa que el profesor debe transmitir valores estéticos y éticos a través del ejemplo diario, a través de la práctica y no sólo de lo teórico. El profesor no debe quedarse sólo en el discurso moral y ético, sino que debe ejercerlo en la práctica.
Enseñar exige riesgo, asunción de lo nuevo y rechazo de cualquier forma de discriminación. Lo nuevo no puede ser negado o recibido sólo por ser nuevo, así como tampoco lo viejo se puede rechazar por su antigüedad. Un profesor también debe rechazar cualquier forma de discriminación. No deben existir prejuicios de raza, clase, género.
Considera que el estudiante de formación docente logra pensar correctamente, críticamente en unión al profesor formador, y no con los manuales de intelectuales. El momento fundamental en la formación permanente de los profesores es el de la reflexión crítica sobre la práctica. Es pensando críticamente la práctica de hoy y de ayer como se puede pensar la próxima. El discurso teórico debe casi confundirse con la práctica.
La práctica educativo- crítica debe propiciar las condiciones para que los educandos y profesores puedan asumirse como seres sociales e históricos, como seres pensantes, comunicantes, transformadores, creadores, es decir, asumirse como sujetos. La cuestión de la asunción de la identidad cultural también es un tema muy importante, ya que tiene que ver con la asunción de nosotros como nosotros mismos. Es importante en la práctica educativa los gestos, el saber escuchar. Importa no la repetición automática de los gestos, sino que interesa la comprensión del valor de los sentimientos, de la inseguridad del educando frente a los nuevos desafíos que se le presentan y que deben ser superados por él mismo.
Otro punto importante que señala Freire en su obra es que enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las posibilidades para su propia producción o construcción. Para ello, es necesario que el hombre sea conciente de su inacabamiento.
Pensar acertadamente es difícil porque somos seres inacabados, cometemos errores. En la práctica docente, hay que evitar no cometer simplismos, facilidades que lleven a pensar incorrectamente. El hombre debe ser consciente de su inacabamiento histórico. La inconclusión forma parte de la naturaleza del fenómeno vital.
El hombre debe aceptar este condicionamiento. La diferencia en el ser condicionado y el ser determinado, es que el ser condicionado es consciente de su inacabamiento y busca superarlo. La concientización es natural al ser que, inacabado, se sabe inacabado. La conciencia del inacabamiento nos hizo seres responsables. Es en la inconclusión del ser, que se sabe como tal, donde se funda la educación como un proceso permanente. Los seres humanos se hicieron educables en la medida en que se reconocieron como seres inacabados.
Enseñar exige respeto a la autonomía del ser del educando. El profesor no debe menospreciar al educando ni ahogar su libertad, pero tampoco puede esquivar su deber de enseñar y darle excesiva libertad. Se transgrede los principios éticos. Este quiebre de los principios éticos significa como ruptura de la decencia. Se debe respetar la autonomía e identidad del educando. Debe existir un equilibrio entre la autoridad y la libertad.
Debe existir una vigilancia constante del buen juicio en el educador. El buen juicio es el que permite ejercer la autoridad del profesor en la clase: tomando decisiones, orientando actividades, estableciendo tareas, entre otras. Es la autoridad cumpliendo con su deber. Mientras más se utiliza la manera metódica, más crítico se puede hacer el buen juicio. El buen juicio permite que se respete la dignidad del educando, su autonomía, su identidad.
El educador también debe luchar por sus derechos y de su dignidad. Esta lucha tiene que ver la práctica de la ética y es un momento muy importante en la práctica docente. Este punto se relaciona con la lucha política que el docente debe realizar.
También debe existir humildad y tolerancia para con los educandos.
Es necesario que el educador y el educando aprehendan la sustantividad del objeto y no memorizarlo mecánicamente. Debe haber una aprehensión de la realidad.
La esperanza forma parte de la naturaleza humana, por lo tanto, debe existir la esperanza de que profesor y alumnos puedan aprender juntos, enseñar, inquietarse, etc. La alegría también es muy necesaria para la práctica educativa. La desproblematización del futuro por una comprensión mecanicista de la Historia, lleva a la muerte de la esperanza. Existe el derecho de sentir rabia, de tenerla como motivación para la pelea por que como ser histórico hay que vivir la Historia como tiempo de posibilidad. El mañana se ve como un desafío, un problema. La rabia se funda en al rebelión frente a la negación del “ser más”.
Enseñar exige la convicción de que el cambio es posible: Es necesario creerse no sólo objeto de la Historia, sino también como sujeto que está haciendo el mundo y que está haciendo la Historia. La convicción pedagógica sería: cambiar es difícil, pero no imposible.
La curiosidad del educando y del educador no debe ser negada u ocultada. No puede ser negada la curiosidad del otro. El profesor sino siente curiosidad, no aprende ni enseña. Para la construcción o producción del conocimiento del objeto también debe haber curiosidad. Lo que importa es que profesor y alumnos se asuman como epistemológicamente curiosos. El ejercicio de la curiosidad convoca a la imaginación, a la intuición, a las emociones, a la capacidad de conjeturar, de comparar, para que participen en la búsqueda del perfil del objeto.
Otro punto importante es que enseñar es una especificidad humana. Cuando la autoridad se encuentra segura de sí misma, no debe hacer un discurso sobre sí misma. Ella está segura de sí porque tiene autoridad, porque la ejerce con sabiduría.
Ninguna autoridad docente se ejerce sin competencia profesional. La incompetencia profesional descalifica la autoridad del maestro. Otra característica de la autoridad debe ser la generosidad. No hay nada que minimice más la tarea formadora de la autoridad que la mezquindad con que se comporte. La autoridad docente rígida no supone creatividad en el educando. La generosidad debe respetar la eticidad, la libertad y la curiosidad. Es imposible desligar la enseñanza de los contenidos de la formación ética de los educandos, como tampoco separar práctica de teoría, autoridad de libertad, ignorancia de saber, enseñar de aprender.
El educador debe revelar su manera de ser. No puede escapar de la apreciación de sus alumnos y la manera en que ellos ven al educador tiene gran importancia. Debe existir una aproximación entre lo que soy y lo que muestro y entre lo que digo y lo que hago. El profesor no puede pasar inadvertido a sus alumnos, ya que es una presencia política en sí misma. Debe ser un sujeto de opciones. Debe revelar a los alumnos su capacidad de analizar, de comparar, de evaluar, de decidir, de optar, de romper. Capacidad de hacer justicia, de no faltar a la verdad.
La intervención de la educación va más allá del conocimiento de contenidos. La educación interviene en el mundo. Implica la reproducción de la ideología dominante como su desenmascaramiento. La educación no debería ser una de las dos cosas: ni sólo reproductora ni sólo desenmascaradora de la ideología dominante. La educación no puede ser neutra a estas hipótesis, pero tomar una de las dos hipótesis de forma radical, sería un error que implica visiones defectuosas de la Historia y de la conciencia. El profesor debe tomar una posición, no puede ser neutral. Debe existir coherencia entre lo que el profesor dice, piensa y hace.
Enseñar exige libertad y autoridad, pero se debe tener cuidado en que la libertad no se convierta en libertinaje y la autoridad en autoritarismo. Esto tiene que ver con los límites que se impongan. La relación entre autoridad y libertinaje es tensa, contradictoria y no mecánica. Debe existir el respeto entre una y otra.
Enseñar exige saber escuchar: no es hablando a los otros desde arriba como si fuésemos dueños de la verdad que hay que transmitir a los demás. Hay que aprender a escuchar para aprender a hablar con ellos. Hay que escuchar paciente y críticamente al otro, hablar con él, aunque muchas veces se necesite hablarle a él. En el mundo actual, la desconsideración por la formación integral, y su reducción a adiestramiento fortalece el hablar desde arriba hacia abajo. Escuchar significa la disponibilidad permanente del sujeto que escucha para la apertura al hablar del otro, al gesto del otro, a las diferencias del otro. La verdadera escucha no disminuye en nada mi capacidad de ejercer el derecho de discordar, de oponerme, de asumir mi posición. El buen escuchador dice y habla de su posición con desenvoltura. El profesor debe ser humilde. La falta de humildad es una trasgresión al ser más.
La ideología es indispensable para el educador en su práctica educativa. La ideología hace pensar más allá de los discursos en los que nos encontramos inmersos. La educación es política por sí misma.
Ser testigo de la apertura a los otros, la disponibilidad curiosa hacia la vida, a sus desafíos, son saberes necesarios a la práctica educativa.
Es necesario también querer bien a los educandos y a la práctica educativa. No se debe sentir miedo de expresar la afectividad. La afectividad no está excluida de la cognoscibilidad. Lo que no se puede permitir es que la afectividad interfiera en el cumplimiento del deber ético del profesor en ejercicio de su autoridad. La apertura al querer bien significa disponibilidad a la alegría de vivir.



CONCLUSIÓN

Ø Sobre la visión histórica y pedagógica de Freire:
Visión histórica:
a) La organización evolutiva de la Humanidad (familia, clan , tribu, nación y comunidad internacional) divide a los hombres en oprimidos y opresores.
b) La organización social, trae la deshumanización de los oprimidos y también de los opresores.
c) Los oprimidos pueden realizar la liberación pero ellos también son los que sienten la opresión.
d) Los oprimidos son duales e inauténticos, alojan en sí mismos al opresor y aspiran a convertirse en opresores.
e) La liberación se realiza en la praxis liberadora o acción reflexiva de los oprimidos sobre las estructuras opresoras para transformarlas.

Visión pedagógica:
Es necesaria la concientización de los oprimidos que se desarrolla mediante los siguientes pasos: deben reconocer en sí al opresor, en segundo lugar deben conocer que alojan en sí al opresor, en tercer lugar deben eliminar el miedo a la libertad (liberarse de alineación para iniciar la búsqueda), en cuarto lugar deben iniciar la praxis liberadora solidaria, comprometiéndose colectiva y organizativamente en la transformación de la realidad, finalmente la pedagogía del oprimido se transforma, en el momento en que queda destruida la realidad opresora, en pedagogía del hombre.
La violencia de los opresores es la violencia del odio; la de los oprimidos es violencia de amor o gesto de amor, porque libera a oprimidos y opresores de la opresión activa y pasiva. Desde ese momento los frenos que los oprimidos opongan a los opresores para que éstos no opriman no puede ya calificarse de opresión.

Conclusión Personal:
Antes de comenzar a estudiar y analizar las dos obras de Paulo Freire decidí buscar sobre su vida, que acontecimientos sucedieron para que el terminara escribiendo sobre la situación del oprimido y la educación. De esta forma pude contextualizar su obra.
´´ Pedagogía del Oprimido ´´ me permitió entender la realidad educativa de otro país, lo que Freire proponía como solución, no sólo para aplicarse en ese contexto, sino también expandirlo a otros lugares. En su obra se nota el compromiso de Freire por la liberación del oprimido frente al opresor, la realidad contradictoria la cual le tocó vivir.
En ´´ Pedagogía de la Autonomía ´´, me encontré un acercamiento mayor a la práctica que realizo en el liceo, ya que enumera consejos o reglas que me sirven a la hora de dar clases.
En esa obra forma la imagen de un docente que muchos tendrían que tener en cuenta, a lo largo de sus carreras como profesores.
Freire me mostró una realidad que no conocía hasta el momento donde se puede ser crítico para reflexionar el lugar que cada uno debe ocupar tanto en la sociedad como en la educación.


BIBLOGRAFÍA

Ø Freire, Paulo “Pedagogía de la Autonomía”, Primeras palabras, capítulos I, II y III. Ed. Siglo Veintiuno, México, 1998

Ø Freire, Paulo “Pedagogía del Oprimido”, Prólogo, capítulo I y II, Tierra Nueva, 1969, capítulos I, II y III.

Ø Grandes Pensadores;“Historia del Pensamiento Pedagógico Occidental”. Buenos Aires. Editorial Papers. 2005.

Ø Información obtenida de Internet: www.ifoamerica.org; www.educacion.idoneos.com

Ø Revista “Quehacer educativo”. Julio 1997. Entrevista extraída de Revista “Educación y Cultura Latinoamericana”. Año III- Agosto-Setiembre 1989.

Ø Trilla, J. (coordinador); “ El legado pedagógico del siglo XX para la escuela del siglo XXI. Editorial: Impriméis. Barcelona, España. 2001.

Realizado por Paola Pastor